En circulación, las horas previas a la salida o a la puesta de sol suelen ser peligrosas en esta época del año debido a los deslumbramientos que nos hacen conducir casi a ciegas.
En la época otoñal aumenta el riesgo de sufrir un accidente debido a un deslumbramiento, y es en los minutos previos al ocaso cuando se registran más siniestros. Hablamos de los deslumbramientos producidos de forma directa por el sol tras la salida de túneles y en los cambios de rasante, o por su reflejo en cristales de edificios o en otros vehículos, e incluso a los producidos por los focos de luz de otros coches en carretera.
Conduciendo en estas situaciones, cuando en el campo visual aparece una fuente luminosa de brillantez superior a la normal, nuestra pupila se contrae al máximo y sentimos molestias visuales transitorias, como pueden ser el lagrimeo, el parpadeo o la pérdida momentánea de la vista. Esta ceguera fugaz es aún mayor en personas con los ojos claros o con trastornos de la visión como miopía, hipermetropía, astigmatismo o glaucoma, pues el período de adaptación de la pupila aumenta, y con ello aumenta también el riesgo de accidente.
Cómo evitar las situaciones de deslumbramiento en carretera
Pero las situaciones de deslumbramiento pueden evitarse, sobre todo si somos conscientes de los momentos en los que se producen y sabemos cómo actuar en función del tipo de carretera y del contexto.
- Por ejemplo, las fatídicas consecuencias de un deslumbramiento producido a la salida de un túnel, debido al contraste lumínico, pueden evitarse adaptando la velocidad durante todo el tramo “a oscuras”, respetando el límite y manteniendo una separación adecuada para evitar riesgos de alcance.
- Para evadir los deslumbramientos nocturnos, los más comunes en cualquier época del año, evitemos mirar directamente a los faros de los coches que vienen de frente, mientras nos guiamos por la línea del borde derecho de la vía.
- Y en cuanto a los reflejos, la mejor forma de evitarlos en todo momento es usar gafas de sol al conducir. De hecho, se recomienda el uso de gafas de sol polarizadas o con cristales de color azulado cuando se va a conducir frente al sol, además de utilizar las viseras parasol del vehículo cuando sean necesarias, plegándolas cuando no lo sean.
Cristales limpios y paradas de seguridad también ayudan
Desde la DGT también piden que se circule con los cristales limpios, en la medida de lo posible, pues las manchas de suciedad en lunas delanteras y traseras producen un efecto difusor de la luz que puede multiplicar el deslumbramiento.
También se mencionan las paradas de seguridad, si vamos a conducir muchas horas con alta luminosidad, para evitar la fatiga visual, y se recomienda moderar la velocidad en zonas de riesgo de deslumbramiento, pues la combinación velocidad y ceguera momentánea es muy peligrosa en carretera.
Además, las personas con especial riesgo de sufrir esta problemática circulando, personas de ojos claros o defectos de refracción en la vista, deberían extremar las precauciones en condiciones especialmente adversas, como situaciones de niebla, lluvia fuerte o nieve, ya que no solo se reduce la visibilidad, sino que los reflejos de los faros en charcos y otros crean un peligroso efecto espejo.
Más allá de las pequeñas precauciones que podemos tomar al salir con nuestro coche en las horas del amanecer o en la puesta de sol, conviene revisar nuestra salud visual para evitar sustos en carretera.
Y, por otro lado, también es necesario contar con una póliza de coche que nos proteja ante situaciones que, a veces, son casi inevitables. Si ya hemos sufrido algún que otro susto, y nuestra póliza no nos ha garantizado la máxima protección, no está de más recurrir a un comparador de seguros de coche para obtener un seguro que realmente nos mantenga protegidos en carretera.
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